MUCOSA ORAL
La boca se halla tapizada por la mucosa bucal. Se extiende desde el borde rojo de los labios hasta el itsmo de las fauces.
La mucosa bucal
podemos clasificarla en:
- Mucosa de revestimiento: Se encuentra en la cara interna del labio, cara interna de las mejillas, piso de la boca, cara inferior de la lengua y paladar blando. Estas zonas no participan, directamente, en el fenómeno masticatorio y no tienen receptores del gusto.
- Mucosa masticatoria: es la que recibe directamente las cargas de masticación de alimentos. Los alimentos se deslizan por las zonas próximas a los dientes: encía y paladar duro. Es de color rosado pálido porque tiene un revestimiento o epitelio superficial muy fibroso. Tiene una consistencia física bastante firme y es dura a la palpación.
- Mucosa especializada: la encontramos en los 2/3 anteriores de la cara dorsal o superficie superior de la lengua. Se llama especializada porque en ella se encuentran los receptores de sabor.
Tiene receptores de
tacto y de dolor.
En esta mucosa se
encuentran las papilas linguales, pliegues de la mucosa que se proyectan a la
superficie.
Tipos de papilas
Las papilas filiformes
son las más numerosas. Su función es mecánica y confieren el tipo aspecto
aterciopelado a la lengua.
Las papilas
fungiformes aparecen entre las papilas filiformes como puntos rojizos, debido a
su epitelio fino de superficie que permite apreciar la coloración de los vasos
que las irrigan. Entre estás papilas encontramos los receptores gustativos.
Tapizan las paredes laterales de la lengua.
Las papilas
caliciformes forman la “V” lingual en la parte posterior de la cara dorsal de
la lengua. Las podemos apreciar, incluso, al mirarnos al espejo. También presentan
receptores gustativos.
Las papilas foliadas
son muy pequeñas y forman unos pliegues y surcos dispuestos paralelamente al
borde lingual.
Corpúsculos gustativos
Son centros que captan
la información gustativa. Se encuentran en la mucosa especializada. Están
constituidos por dos tipos de células: largas y cortas. Las largas se disponen
en forma de anillo y las células más cortas se encuentran en el centro, delimitando
una apertura llamada poro gustativo. Los alimentos, una vez en la boca, entran
en contacto con el receptor gustativo a través del poro gustativo. Por acción
de la saliva los alimentos se disuelven y desprenden ciertas sustancias
químicas llamadas sápidas. Estas sustancias sápidas son recogidas por el
córpusculo gustativo. Su información es procesada por nuestro cerebro
constituyendo el sabor.
La lengua tiene
diferentes áreas topográficas donde se distinguen los diversos sabores: en la
zona anterior de la lengua se percibe el gusto dulce; en la posterior el
amargo; en las laterales anteriores de la lengua el gusto salado y en la parte
lateral posterior el sabor ácido. No hay receptores específicos para cada uno
de estos gustos.
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